jueves, 30 de enero de 2014

Salvamento marítimo, lo que conseguimos tras el Prestige




Un mercante de 115 metros de eslora ha tenido pendientes a los servicios de salvamento dos días a 12 millas de Ferrol. Se le averió la hélice en medio de una alerta roja por temporal con olas de más de ocho metros en uno de los mares más bravos y transitados del mundo. Después de horas se consiguió que llegara a Ferrol en medio de olas de ocho metros y vientos de más de 50 km por hora. Llegaron a concentrarse en la zona tres remolcadores y un barco de la Armada. Eso, los remolcadores, que valen mucho dinero y más su mantenimiento, marcaron la diferencia. A los buenos profesionales con que siempre han contado los servicios de salvamento unimos medios que hay que mantener contra viento y marea porque guardan nuestras costas y ahí hemos aprendido que no se puede escatimar. Los poderes públicos han realizado inversiones determinantes para cambiar la tendencia que ahora se mantienen. Porque ha cambiado la conciencia ciudadana y la movilización ante el desastre del Prestige sirvió para algo. Aquella bandera de Nunca Mais en su ventana, esa pegatina que cuesta arrancar del coche, esa manifestación. Vienen a la mente cuando vemos cómo se desmonta la privatización de la sanidad madrileña o hablamos de Gamonal. Sí sirve, y lo decimos mirando al mar.

El Prestige, documental de la televisión alemana promovido por Burla Negra.


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